jueves, 2 de junio de 2011

El tiempo narrativo



   El  tiempo narrativo  consiste en  la sucesión y el orden de los acontecimientos, ya que éstos necesitan ubicarse en una temporalidad determinada. 
   El tiempo en el que se mueven los personajes difiere del tiempo cronológico, en el que se sucederían los acontecimientos en la realidad.  De hecho, una misma historia de ficción puede ser relatada en diferentes tiempos: en presente, en pasado, en prospección, adelantando acontecimientos, utilizando el <<flash bask>> que remonta a experiencias pasadas.Es una categoría abstracta que puede configurarse de diversas formas.


Procedimientos temporales

  Si atendemos a las relaciones que se establecen en el orden temporal, tendremos en cuenta que según como sucedan los acontecimientos en la historia y en el discurso, se pueden producir desajustes, básicamente "anticipación" o "retrospección". La anticipación, se produce cuando se adelantan o anteponen acontecimientos que deberían aparecer a posteriori. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en una novela policíaca, cuando se nos presenta el crimen consumado, que debería ser el desenlace, pero que es situado al comienzo de la obra. La  retrospección, por su parte, se produce cuando, en el desarrollo de una narración, se introduce otra en la que se relatan acontecimientos anteriores .

Ritmo narrativo

  . Todorov, estudia  las dicotomías que presenta la ralentización de la acción debida a la aparición de descripciones, de lo que sucede cuando se omite la narración de un período de vida del personaje porque no es significativo para el desarrollo de los acontecimientos. Por lo tanto según él podemos encontrar en un relato:

 a) Pausa:  al tiempo del discurso no le corresponde ningún tiempo de la historia, por ejemplo, cuando aparecen descripciones o reflexiones

 b) Elipsis:  al tiempo de de la historia no le corresponde un tiempo en el discurso, por ejemplo cuando se suprime un período de vida del personaje por ser irrelevante

c) Escena: cuando se produce total correspondencia entre el tiempo de la historia y el del discurso, por ejemplo, en una escena dialogada, en un monólogo, etc.

d) Resumen:  en el discurso se condensa el tiempo de la historia, si en una frase se sintetiza lo sucedido en un período de meses o años

e) Análisis: cuando se amplifica en el discurso el tiempo de la historia(:  en el Ulysses de Joyce).


Tiempos verbales en la narración

   Distinguimos entre tiempos narrativos o tiempos de la historia ( el imperfecto, el pretérito perfecto simple y el condicional) y tiempos del discurso a los que circunscribimos el presente, el perfecto y el futuro. 







Actividades

Analiza los procedimientos temporales  que aparecen en los textos siguientes.
Elige uno de los textos e introduce una continuación que respete los procedimientos utilizados.

“…. se acordaba sin querer de la barca de Trébol, de aquel gran pecado que había cometido, sin saberlo ella, la noche que pasó dentro de la barca con aquel Germán, su amigo… ¡Infames! La Regenta sentía rubor y cólera al recordar aquella calumnia. Dejó el libro sobre la mesilla de noche –otro mueble vulgar que irritaba el buen gusto de Obdulia-, apagó la luz… y se encontró en la barca de Trébol, a medianoche, al lado de Germán, un niño rubio de donce años, dos más que ella.  ´Él la abrigaba solícito con un saco de lona que habían encontrado en el fondo de la barca. Ella le había rogado que se abrigara él también, debajo del saco; como si fuera una colcha, estaban los dos tendidos sobre el tablero de la barca, cuyas bandas oscuras les impedían ver la campiña; sólo veían allá arriba nubes que corrían delante de la cara de la luna”.
La Regenta, Clarín.






Esa misma noche cinco hombres sorprendieron a Diego Sauri en la mitad del recorrido que hacía por las casas de sus enfermos.  Lo golpearon  hasta dejarlo como un montón de trapos, lo ataron de pies y manos y le rompieron la boca con que alcanzó a insultarlos antes de cerrar los ojos que le guardarían para siempre la imagen de una luna inmensa, burlona y amarilla, como la risa de un dios.
Cuando pudo volver a preguntarse qué le estaba pasando, sintió temblar el agua bajo la celda que lo encerraba. Iba en un barco, rumbo a quién sabía dónde y en vez de que lo inundara el miedo, lo estremeció la curiosidad. Por mañ que fuera, iba camino al mundo.
Nunca supo cuántos días pasó en aquel encierro. Una oscuridad y otra y muchas le cruzaron por encima hasta que perdió el sentido del tiempo. La embarcación había atracado más de cindo veces cuando el hombre que le llevaba todos los días unos mendrugos le abrió la puerta.
-          So here we are- le dijo un gigante rojo mirándolo con toda la piedad de que pudo ser capaz, y lo dejó en libertad.
Here era un helado puerto en el norte de Europa. Varios años y muchos aprendizajes después, Diego Sauri volvió a México como quien vuelve a sí mismo y no se reconoce. Sabía hablar cuatro idiomas, había vivido en diez países, trabajado como asistente de médicos, investigadores y farmaceúticos, caminando las calles y los museos hasta memorirar los recovecos de Roma y las plazas de Venecia. Era un cosmopolita y un excéntrico, pero ambicionaba como nadie que su última peripecia lo llevara de la mano a la misma soba bajo el mismo techo por que timpo que le restase de vida.
Ángeles Mastretta, Mal de amores.







 
   Una tarde de septiembre, ante la amenaza de una tormenta, regresó a casa más temprano que de costumbre. Saludó a Rebeca en el comedor, amarró los perros en el patio, colgó los conejos en la cocina para asarlos más tarde y fue al dormitorio a cambiarse de ropa. Rebeca declaró después que cuando su marido entró en el dormitorio ella se encerró en el baño y no se dio cuenta de nada. Era una versión difícil de creer, pero no había otra más verosímil, y nadie pudo concebir un motivo para que Rebeca asesinara al hombre que la había hecho feliz. Ese fue tal vez el único misterio que nunca se esclareció en Macondo. Tan pronto como José Arcadio cerró la puerta del dormitorio, el estampido de un pistoletazo retumbó en la casa. Un hilo de sangre, salió de debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en su curso directo por los andenes disparejos, descendió escalinatas y subio petriles, pasó de largo por la Calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de visitas pegado a las paredes para no manchar los tapices,s iguió por la otra sala, eludió en una curva amplia la mesa del comedor, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Araranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió en el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan.
-Ave María Purísima- gritó Úrsula.
G. García Márquez, Cien años de soledad

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